Hoy quiero mostrarte un sencillo ejercicio que a mí me ha ayudado mucho, a anclarme en el momento presente.
El estrés diario en el que vivimos no nos permite pararnos ni un momento para sentir el cuerpo, pues nuestra mente está tan agitada y los pensamientos nos golpean con tanta fuerza que es imposible sentir nada de lo que nos rodea. Esto nos lleva a derrochar mucha de la energía que tenemos y nos causa mucho cansancio.
Mi forma de llegar y mantenerme anclada en el presente, de romper esta capa gris que nos cubre cuando dejamos que el estrés se apodere de nosotras, es a través del cuerpo, despertándolo y estirándolo, esto me ayuda a llegar a mi mente y serenarla.
Así pues, ¡vamos a empezar!, ponte de pie con los pies un poco separados, más o menos a la anchura de tus caderas, sube los brazos hacia arriba estirándote mucho e inspira, notaras que tu espalda se estira. Expira mientras bajas los brazos y la cabeza y sigue bajando hasta que tus manos estén señalando el suelo, notarás que todos los músculos de la parte posterior de tu cuerpo se estiran, mantén tu nuca relajada, el mentón hacia el pecho y la nariz hacia la barriga, relaja los brazos. Vuelve a subir el cuerpo y los brazos y repite el ejercicio.
Cuando subes los brazos e inspiras recoge del cielo, paz, calma interior, amor, todo lo bueno y positivo que creas que tu cuerpo necesita. Y cuando bajes el cuerpo y los brazos hacia la tierra expirando, suelta todo lo que llevas acumulado dentro de ti y que no te sirve, que te impide sentirte bien.
Repite este ejercicio unas cuantas veces, hasta que notes que los músculos de la espalda van cediendo y se van relajando, que el cuerpo se alarga, también te servirá para llenarlo de energía.
Aunque este ejercicio puedes hacer cuando quieras durante el día, es bueno hacerlo por la mañana cuando te levantas, ya que te dará energía para preparar el día, serenará tu mente y te ayudará a anclarte en el momento presente.